Con una ubicación céntrica entre Río de Janeiro y São Paulo, Paraty (pronunciado “parachi“) lleva décadas atrayendo a personalidades artísticas con sus maravillas naturales, sus animados restaurantes y su centro histórico.

La fotógrafa brasileña Joana França nos cuenta que, de Paraty, está enamorada de las ventanas, las coloridas puertas, las farolas, las calles empedradas y la forma en que la naturaleza está presente en la ciudad.

¡Sul sul, Simmers! Os traemos una chispa de inspiración cortesía del mundo real a través de la lente de artistas locales. Al igual que cualquier Simmer, vemos inspiración por todas partes, tanto dentro como fuera de nuestros juegos. ¡Os damos la bienvenida a esta dosis de simspiración!

En su última visita para fotografiar el pueblo, “quería mostrar las fachadas bien iluminadas por el abundante sol, dejar que las sombras de las farolas de las casas dibujasen las fachadas blancas, ver destacar los colores de las ventanas y las puertas“, añade Joana. Estos aspectos inspiran su trabajo fotográfico. “Es una ciudad de escala reducida. Las calles son estrechas y las fachadas, bajas. Una escala más acogedora“, explica.

Paraty se caracteriza por sus edificios bajos de piedra caliza blanca resaltados por numerosas puertas y ventanas en tonos de piedras preciosas. Ni la piedra caliza ni la plétora de ventanas y puertas son elecciones aleatorias, sino que están destinadas a mantener fresco el interior. Los colores populares, como el amarillo, el verde, el granate y el azul, tampoco son completamente aleatorios, ya que la influencia masónica –que hace referencia a los gremios locales de profesionales de la cantería– es una parte integral de la historia del diseño de Paraty y dictaba el uso del azul hortensia. Dicha influencia también es evidente en los crípticos símbolos pintados en los edificios de la ciudad. Según Joana, las personas que se dedicaban a la cantería masónica “colocaban figuras geométricas para reconocerse entre sí“.

Las calles peatonales del centro histórico hacen más fácil pasear por sus 33 manzanas y estudiar las diversas pistas sobre el pasado de Paraty. Pero conviene tener cuidado al caminar sobre las piedras irregulares, que supondrán un impedimento para cualquiera que no lleve suelas planas ni mire por donde pisa. La colocación parece aleatoria, y varias historias confirman y desmienten esa idea.

Por todas estas razones, Paraty ocupa un lugar especial en el corazón de Joana. “Tiene el encanto de un pueblo pequeño, pero con excelentes restaurantes y posadas. Y existe la posibilidad de explorar las paradisíacas islas vecinas en un viaje en barco tras explorar la ciudad a pie.“

⁷^{Las puertas rojas, los marcos amarillos y la flora natural dotan de identidad propia a esta casa. Joana França}

¡Dag dag!